La salud de los
más pobres

Numerosos estudios
realizados en las regiones catalano-parlantes y áreas limítrofes,
ponen de relieve el enorme aprovechamiento que se ha hecho de las
plantas en diferentes ámbitos de la vida cotidiana, aunque el
abanico de las especies usadas en la medicina tradicional actual es
mucho más reducido que en el pasado. Centenares de hierbas se han
usado por todo el territorio con fines medicinales de uso externo
(apósitos, baños, cataplasmas, ceras, linimentos, aceites, pomadas,
sufumigaciones y ungüentos) y de uso interno (infusos, cápsulas,
colirios, decoctos, extractos, elixires, maceraciones, polvos, zumos,
tinturas, tisanas y jarabes). Dado que el coste del médico y de los
medicamentos recetados era muy elevado, la mayor parte del pueblo
únicamente acudía en casos de extrema necesidad. Las hierbas que
tenían a su alcance constituían la materia prima principal de la
medicina casera.
De los vinos
medicinales a los espíritus y licores de hierbas
El vino, enormemente
consumido, ha sido un componente fundamental de las comidas
cotidianas, usándose también para macerar hierbas y frutos con
fines medicinales. Pero como en muchas zonas montañosas del
Mediterráneo, donde la calidad del vino no llegaba a ser demasiado
buena, haciéndose pronto agrio, era frecuente destilarlo en
alambiques caseros. La aspereza de estos aguardientes y las
recomendaciones del médico valenciano Arnau de Vilanova de añadirle
anís, potenciaron la maceración de hierbas en los aguardientes
tanto como saborizantes como por sus aptitudes medicinales y
posteriormente, el incremento en la obtención popular de
aguardientes acrecentó el número de preparados hidroalcohólicos a
base de frutos y hierbas.
La discusión
sobre el origen monacal o popular de los herberos
Durante la Alta Edad
Media la medicina estuvo centrada en los monasterios, pero con la
fundación de la Escuela de Salerno, se hicieron accesibles por toda
Europa las traducciones latinas de obras médicas magistrales
escritas en griego y árabe. De esta forma, la medicina dejó de
estar exclusivamente en manos de los monjes. El flujo de información
desde las grandes escuelas de traducción, como las de Salerno o
Toledo y la popular, ha conseguido una mezcla de conocimientos que en
la actualidad es muy difícil de separar. Por eso es frecuente pensar
en un origen monacal de los licores herbales, aunque hay una gran
diferencia respecto a los preparados herbales en aguardientes de tipo
tradicional.
Los licores monacales son
muy complejos, con más de 70 especies presentes en una sola fórmula
invariable, gracias al uso de condimentos y especies oficinales,
estas últimas cultivadas habitualmente en los monasterios. Contrasta
con la enorme variación encontrada en las recetas de licores
caseros, entre 6 y 30 especies (dejando de lado los monoespecíficos),
existiendo prácticamente una fórmula por familia. El compendio de
flora medicinal valenciano utilizado en licorería tradicional supera
los 120 taxones, con un elevado porcentaje de flora endémica (16%) y
más de 200 especies si consideramos todo el territorio de influencia
catalano-aragonesa.

Es muy significativa esta masculinización de la medicina tradicional, pues, exceptuando la Comunitat Valenciana y la Franja aragonesa, en el resto de territorios, la medicina casera dependa de la mujer. La clave en este caso se encuentra en la accesibilidad de las hierbas utilizadas. Muchas de ellas son escasas y se encuentran en lugares donde es necesario ir expresamente. Por tanto, no es difícil entender que estas fórmulas tradicionales de licores de hierbas valenciano-aragoneses tengan como origen las antiguas tisanas medicinales que cambiaron el vehículo acuoso por el hidroalcohólico, este último mejor conservante.
Nombrar para
conocer y saber para poder hacer
El estudio de la
clasificación nomenclatural es muy importante en este tipo de
trabajos. Los nombres vernáculos nos dan información sobre la forma
en que cada pueblo organiza el conocimiento sobre su entorno. En las
zonas montañosas de la Comunitat Valenciana, la riqueza lingüística
es elevada. Más del 40% de los nombres vernáculos recogidos de
plantas utilizadas en licorería tradicional son binomiales, es
decir, los recolectores son capaces de diferenciar incluso a nivel de
subespecie, determinando además, su idoneidad o ineficacia para ser
usadas en estos preparados medicinales.
El estudio de las
diferentes fórmulas recopiladas, permite realizar una categorización
de los licores de hierbas en cuatro grupos organolépticos:
- Las anisadas esenciales: son aquellas necesarias en el preparado y en caso de no incorporarlas, éste se considera inacabado. La principal especie es el Dictamnus hispanicus y esta especie está presente solo o en fórmulas complejas en los licores conocidos como gitam, al norte valenciano o herbero, al sur.
- Las plantas básicas o patrón: son las que se añaden en mayor cantidad en las muestras. Con ellas se forma el cuerpo del licor y se agrupan en manzanillas (Matricaria, Santolina), poleos (Calamintha, Micromeria, Mentha) y rabogatos (Sideritis).
- Las plantas secundarias: son las que dan lugar a variaciones locales en los complejos macerados hidroalcohólicos de hierbas. Se agrupan en cítricas (Citrus, Lippia, Melissa), salvias (Salvia) y tomillos (Rosmarinus, Teucrium, Thymus). Las combinaciones de las básicas y las secundarias permiten determinar el origen geográfico del preparado.
- Las plantas particulares: aparecen en las muestras de forma esporádica. Aquí se incluyen especies de los géneros Artemisia, Origanum, Satureja, Centaurea, Lavandula, etc. Su incorporación en los licores dependerá de los conocimientos sobre la flora local de los que los elaboran, por lo tanto, nunca se incluyen azarosamente. Si falta el conocimiento, simplemente no se ponen.
El secreto
medicinal de las botellas
Como ya hemos visto, las
más de 120 especies usadas en estos macerados hidroalcohólicos
tradicionales valencianos también son utilizadas en infusos,
decoctos y tisanas, entre otros preparados herbales. La mayor parte
de ellas se usan como aperitivas, tónico-estomacales y digestivas,
constituyendo el 25% del porcentaje total de las diferentes
categorías medicinales.
Algunas de las especies
más usadas en la elaboración de estos macerados hidroalcohólicos
tradicionales están seriamente amenazadas en las áreas de
recolección habitual por el incremento en la producción de estos
preparados. En otros es el cambio de uso del suelo el que ha
propiciado la pérdida del recurso. En estos casos son necesarios
programas de catalogación, seguimiento, cultivo y reintroducción
así como el fomento en el cultivo de estas especies silvestres, para
evitar su sobreexplotación.
La Fireta de
l’Herberet en Torretes: enseñar para conservar
Coincidiendo con el 10º
Aniversario de la Estación
Biológica-Jardín Botánico de Torretes
se celebraron en Ibi (Alicante) dos días de puertas abiertas
centrados en la temática del Herbero Valenciano, incluyendo
excursiones para recolectar las plantas, charlas y talleres donde más
de 120 personas pudieron aprender de forma sencilla la técnica,
principales especies y proporciones para hacer un buen herbero. Todo
ello dentro de un ambiente festivo con música, teatro, desfile de
moros y cristianos, concursos de pintura rápida y de herberos,
numerosas atracciones para los más pequeños, puestos de artesanía
y productos tradicionales, que contribuyeron a una elevada
participación ciudadana que supero los 2.000 visitantes.
Conclusiones
Una situación higiénica
y sanitaria tan benévola como la actual nos hace perder la
perspectiva de lo difícil que era la vida en el pasado. La
hostilidad del medio, la pobreza, la inaccesibilidad a los servicios
de salud y la insalubridad, hacían necesaria una medicina de bajo
coste, cercana y eficaz. Tanto grandes como pequeños tomaban estos
macerados herbales hidroalcohólicos caseros, pues la prevención ha
sido uno de los pilares de la medicina popular para luchar contra las
contra las enfermedades, siempre presentes.
La transmisión de estos
conocimientos ha sido oral, siendo escasas y recientes las
referencias escritas. Los trabajos etnobotánicos permiten retener
entre hojas y grabaciones estos saberes, aunque en muchos casos es
difícil transmitir el conocimiento real basado en la experiencia de
los mayores y en el lento aprendizaje de los más jóvenes. Las
nuevas generaciones mantienen esta tradición, pero su conocimiento
está desbravado, debido a la ruptura un par de generaciones atrás,
de la relación entre el hombre y la naturaleza.
Estos preparados herbales
son el testimonio del saber excepcional del pueblo y de la capacidad
de supervivencia del ser humano desde tiempos remotos. Dejarlo en el
olvido sería como borrar pinturas, derrumbar castillos o quemar
incunables; sería romper con nuestro pasado, olvidando que lo
podemos necesitar en el futuro.
Segundo
Ríos Ruiz, Prof. de Botánica. Director Estación
Biológica - Jardín Botánico Torretes,
I.U.I. CIBIO. Universidad de Alicante.
*La
investigación se ha llevado a cabo por Vanessa
Martinez Francés,
bajo la codirección mía y del Prof. Diego Rivera de la Universidad
de Murcia. Asimismo, para determinados aspectos se ha contado con la
colaboración del Prof. Josep Bernabeu de la Universidad de Alicante,
el CEBAS-CSIC en Murcia, los Profs. Salvador Cañigueral y Roser Vila
de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona y el Prof.
Michel Heinrich de la School of Farmacy, University of
London. Imágenes: Ana Marco y Manuel Vicedo.
Red
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